El catequista puede ayudarlos a saborear el silencio haciéndolos captar los sonidos que hay a su alrededor pero además al ser conscientes del sonido de su corazón y de que el silencio es también una “voz” de la naturaleza, una voz hermosa que debemos aprender a gozar, disfrutar y favorecer.
MATERIAL DE APOYO:
- Imagen de dos niños haciendo el gesto de “Silencio”.
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